Quer celebra el Día Internacional de las Bibliotecas con Pep Bruno ^Destacado

Quer. 28 de octubre de 2019. Quer celebró el Día Internacional de las Bibliotecas con el narrador profesional Pep Bruno. “Nos pareció adecuado recordar la importancia de la narración oral desde la Biblioteca, como punto de encuentro que es para seteros de todas las edades, en torno a la cultura”, subraya Virginia López, bibliotecaria de Quer.

Después de una sesión de cuentos apasionante, que lleva por título 'De mi mochila traigo palabras', el narrador se mostraba completamente de acuerdo con la apreciación de Virginia. “Las bibliotecas son imprescindibles en los pueblos, y especialmente en los pueblos pequeños. El doble uso de la de Quer fue un ejemplo modélico. La Biblioteca es el corazón cultural que late en el municipio, es un generador de actividades, como la nueva plaza del pueblo. Es el lugar al que acuden personas de todas las generaciones a convivir, a plantear ideas, reflexiones a compartir tiempo y risas. Es decir, a que pasen todas esas cosas que antes ocurrían en la plaza del pueblo, y que ahora ocurren en las bibliotecas de los municipios pequeños, por no hablar de la educación artística, en la que las bibliotecas juegan, igualmente, un papel fundamental. Yo celebraría el Día de la Biblioteca todos los días”, afirmó Bruno.

Para Bruno, el secreto de un buen narrador es tener algo que contar, algo a lo que acompañan cuestiones formales, que se pueden practicar. “Después de 25 años contando cuentos, tienes músculo narrativo. Pero lo fundamental no es cómo cuento, sino lo que cuento. Eso es a lo que dedico más tiempo, a la búsqueda de historias para contar”, señaló en la Biblioteca de Quer.

Además de contar cuentos y explicar cómo lo hace, también dejó Bruno unas reflexiones al respecto del papel que juega la narración oral. “Somos animales de palabra. Lo que nos diferencia de otros animales es la capacidad que tenemos de contar y escuchar historias. A partir de las palabras que decimos, vemos las imágenes que nos transmite el narrador. Este tipo de ficción, que solemos dar por hecha, quizá no debiera darse tanto por amortizada. Trabaja la atención, la escucha, la escucha activa y la responsabilidad, por parte de quien oye, es decir, conceptos todos que son fundamentales para la vida, para aprender y para convivir”, afirmó.

En contraposición con la ficción más explícita que nos permiten hoy día los medios audiovisuales, y la vida digital, Bruno comentó que “la que tomamos ahora no es una ficción nutritiva”, y puso un ejemplo: “Es como si nosotros le diéramos a nuestros niños, desde que nacen, comida rápida, hamburguesas y fajitas, y obviáramos el pescado y las verduras, tan importantes para el crecimiento. No pasa nada si un día comes comida rápida, pero cuando lo haces todos los días, acabas teniendo un problema de salud. Pues esto mismo pasa con la ficción. Hay una sobreabundancia de ficción de mala calidad, que no trabaja los territorios de la ficción internos en nuestra mente, y escasez de la de la buena, que es una ficción natural y fácil, sencilla, que precisa que haya alguien que te dedique tiempo, que no que te deje a solas con el móvil o la tablet, que te mire a los ojos, que te cuente, que te lea y que te lleve de viaje a través de la narración oral”, precisó.

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