Elisa López Ramiro, una setera de siglo Destacado

Elisa López Ramiro, una setera de siglo

Elisa, nacida en Quer, cumplió cien años el pasado 22 de febrero rodeada de amigos y familiares que la agasajaron con una gran fiesta.

Quer. 24 de febrero de 2020. Elisa López nació en Quer, el 22 de febrero de 1920, en la casa grande del balcón, en la Plaza Mayor de Quer, muy cerquita de la calle Felipe IV, donde reside ahora el medio año del buen tiempo.

Hija de Miguel, oriundo de Quer, y de Laura, procedente de Renera, a su padre le habían hablado de una chica muy guapa, hija de un abogado, y se decidió a ir en su busca. La relación prosperó, y pronto llegaron los hijos convirtiéndose en familia numerosa. Elisa es la segunda de siete hermanos y la mayor de las hermanas.

Pasó su infancia en Quer, aunque estudió en distintos internados primero en las francesas de Guadalajara y después en las escolapias de Alcalá de Henares, hasta que estalló la Guerra en 1936, y cerraron los colegios. Entonces se refugió en Quer donde pasó parte de la guerra, posteriormente se trasladó a Guadalajara, a casa de una tía, hermana de su madre.

Cuando finalizó la guerra, regresó a Quer, localidad en torno a la que ha girado su vida, y donde conoció a Gonzalo Martín, doce años mayor que ella. El 31 de julio del 1941, con tan solo 21 años, se casó con él. Pasaron ocho años sin hijos pero como el matrimonio siempre quiso tenerlos, Elisa se sometió a una operación quirúrgica para poder ser madre, lo que consiguió por fin seis años más tarde en 1956 al nacer Elisa, su primera hija, a la que seguiría Lourdes (1958) y, por último Gonzalo, en 1961.

Para Elisa, Quer siempre fue su lugar de referencia, el pueblo en el que creció. Por motivos del trabajo de su esposo, que se dedicaba al mundo de los seguros, tuvieron que vivir fuera, pero la familia volvía a Quer siempre que tenía la oportunidad, sobre todo en los periodos vacacionales, en verano y en semana santa.

Elisa, que es abuela de cuatro nietos, quedó viuda en 1997, y desde entonces, vive a caballo entre Guadalajara, donde posee una casa en la calle Virgen del Amparo, y Quer.

A sus 100 años, su salud es de hierro, aunque está un poco sorda, por la edad. Solo toma una pastilla para la tensión y ocasionalmente, un paracetamol para algún dolor. Goza de una gran memoria, se acuerda de todo. Su movilidad ha sido maravillosa hasta los noventa y cinco años, pero un problema lumbar le ha restado algo de movimiento. Elisa siempre ha sido una mujer muy activa, con una vida social ajetreada, y solidaria, colaborando con Cruz Roja. Coqueta, se lava sola, se pinta y siempre se arregla para salir de casa. Le encanta Quer, le da la vida cuando llega y es feliz cuando se sienta en la puerta de su casa, en la calle Felipe IV y los seteros se acercan a verla. Lo que más le gusta de su pueblo es que hay varias amigas con las que, en las tardes de buen tiempo, se junta para hablar del pasado y del presente, y para jugar a las cartas.

Elisa nunca falta a la fiesta de San Vicente, es gran devota del Cristo de Quer,  le gusta pujar por cinta y brazo, para alguno de sus sobrinos o nietos, y decora el balcón con mantón de manila y una bandera de España para que se vean bien cuando pasa la procesión.

Este sábado su familia celebró su centenario con una gran fiesta a la que asistieron 86 invitados, para festejar este acontecimiento único. Y después de la comida no podía faltar la partida de cartas con las amigas con las que echó unas manos a la brisca.

En reconocimiento de su trayectoria vital y su siglo de vida, el alcalde de Quer, José Miguel Benítez, y la concejala de Bienestar social, Verónica Jofre, le hicieron entrega de una placa conmemorativa y de un ramo de flores.

 

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